
Aunque es conocido que los primeros síntomas preocupantes para la salud en ausencia de agua aparecen a partir de las 48 a las 72 horas, la deshidratación ya se puede empezar a sentir en las primeras 24 horas sin beber agua, especialmente si te estás moviendo o el clima es muy cálido. El agua es el primer elemento fundamental para tu supervivencia. Idealmente necesitarás de 2 a 3 litros al día (sólo para beber). A continuación vamos a ver los diferentes métodos para transportar uno de nuestros bienes más necesarios y un par de trucos a tener en cuenta.
Transportar y recoger agua
Lo primero que tenemos que tener en cuenta es que el agua va a suponer bastante peso, 1 Kilogramo por Litro. A esto tendremos que sumar el peso de los recipientes. Por ello ahora repasaremos los diferentes tipos de recipientes que podemos tener en cuenta a la hora de planear nuestra aventura teniendo en cuenta sus pesos, características y capacidades.
Cantimploras

Las cantimploras son el método más clásico de transportar agua. Son robustas, manejables y mantienen el agua fresca en verano. También son cómodas de transportar por su forma y los puntos de anclaje que suelen incluir para acoplarse al cinturón o colgarlas de una correa. Las hay de plástico (más ligeras) y de aluminio. Es conveniente que lleven una funda protectora para un mejor aislamiento de la temperatura y para la propia protección del recipiente. Una cantimplora de aluminio de un litro de capacidad suele pesar en torno a los 250 gramos. Las de plástico en torno a los 150 gramos.
Si elegimos la opción de plástico es muy importante comprobar que el material sea libre de bisfenol BPA (un compuesto usado para producir algunos plásticos que es perjudicial par la salud). La marca productora de plásticos para botellas libres de BPA más conocida es Nalgene y muchas marcas de cantimploras usan recipientes de Nalgene, lo que siempre va a ser una garantía.
💡 Otro punto a tener en cuenta con nuestra cantimplora es que aguante líquidos calientes. Tanto las de aluminio como las de Nalgene cumplen con este cometido. Y esto es importante porque uno de los trucos más eficaces en noches de frío es calentar agua, meterla en nuestra botella e irnos a dormir con ella dentro del saco. Esto te proporcionará calor extra casi toda la noche.
Por último queremos destacar los modelos de cantimplora en los que se incluye un cazo o un juego de cazo y hornillo. Esto es una ventaja añadida, puesto que si vamos a calentar agua o cocinar en la naturaleza, estos kits nos ahorran mucho espacio. En definitiva la cantimplora es ideal para excursiones cortas o como recipiente extra, y como hemos visto puede ser muy polivalente, y su capacidad oscila generalmente entre los 750 ml y 1 Litro.
Botellas de agua deportivas

Son una buena opción, bastante ligeras y compactas. Una botella de un litro pesará en torno a los 250 gramos. Están diseñadas para usarse rápido. Se abren con un click y la boquilla permite un flujo de agua preciso y controlado para hacer más cómodo beber en movimiento. Igualmente has de fijarte en que estén libres de BPA, aunque la práctica totalidad de los modelos de hoy en día lo están. Puedes encontrarlas en diversos tamaños, pero lo más comunes son las de uno y 1,5 litros. Estas botellas se colocan con facilidad en las redes laterales elásticas de las mochilas y suelen traer una correa con la que se pueden asegurar a la mano o a la mochila con un mosquetón.
Sistemas de hidratación para mochilas

Éste es uno de nuestros sistemas favoritos para transportar agua en excursiones largas o en situaciones donde el suministro de agua no sea constante. Se trata de una vejiga de plástico libre de BPA que va colocada dentro de la mochila a la espalda. Un tubo que sale de ella puede acoplarse a una de las correas del macuto y desde ahí puedes beber sin complicaciones incluso sin detener tu marcha. Al llevarse dentro de la mochila, éstos sistemas te permiten llevar más cantidad de agua cómodamente. Lo usual es que sean de 2 ó 3 litros. Al ser de plástico blando (pero muy resistente), también son sistemas muy ligeros. Un sistema de 3 litros pesa poco más de 200 gramos, lo que equivaldría a tres cantimploras o botellas deportivas que pesarían más de medio kilo.
Hay mochilas modernas que vienen excelentemente preparadas para incluir los sistemas de hidratación, con una red interior y un orificio por el que sacar el tubo, pero no resulta nada difícil adaptar tu mochila si no viene preparada de serie. En definitiva un sistema ligero, cómodo y eficaz de transportar gran cantidad de agua si la aventura lo exige.
Bidones y botellas de plástico flexible

Si el peso es un desafío, ésta es una solución. Se trata de bidones o botellas de plástico blando re-utilizable que apenas pesan y que vacías tampoco ocupan casi espacio en la mochila. Su capacidad varía desde el medio litro a varios litros y algunas de ellas incorporan sistemas de boquilla para beber más fácilmente.
Un par de bolsas para congelados
💡 Por último, un truco de veteranos de la supervivencia es llevar siempre en tu mochila un par de bolsas de plástico para congelados de 3 ó 5 litros. No existe nada que vaya a ser más ligero y ocupe menos espacio, y en el caso de que en una emergencia tengas que recoger agua para potabilizarla, agradecerás tener un recipiente exclusivo para ello, puesto que si lo hicieses con tu cantimplora o tu botella, podrías contaminarla para posteriores usos. Éstas bolsas son estancas y ofrecen un grosor adecuado. Serán un poco difíciles de manejar y no se pueden cerrar herméticamente pero, como hemos dicho, es el método más sencillo, rápido y seguro para manejar agua no potable en medio de un apuro.
La reserva de emergencia
Si tienes la posibilidad, un truco bastante útil es dejar almacenada una reserva de emergencia en un punto de partida donde puedas regresar si la situación se ha vuelto insostenible. Por lo general éste punto puede ser tu coche, si has conducido hasta el lugar o un campamento base. Deja almacenados unos litros allí y en caso de tener que dar la vuelta, tendrás agua esperándote cuando llegues.
Conclusión

Y entonces ¿Cuál es el mejor método? Pues dependerá de dos factores: la duración de la aventura y la disponibilidad de agua que sospechemos que vayamos a tener. Para una salida normal, o donde haya «civilización» cerca, tu cantimplora o una botella de 2 litros del supermercado te valdrán. Si tu excursión se va a alargar más de dos días o sabes que quizás no vayas a tener la opción de comprar agua a lo largo de la ruta, quizás habría que recurrir al sistema de hidratación dentro de la mochila con 2 ó 3 litros, un recipiente extra de cualquier tipo de los descritos arriba con 750 ml ó 1 litro extra y las bolsas para poder recoger agua no potable para hervirla, filtrarla o desinfectarla, como explicamos aquí en la segunda parte de nuestro artículo.