
Pasar tiempo en la naturaleza es una de las mejores maneras de disfrutar de esta vida, y a casi todo el mundo le gusta en mayor o menor medida. Pero nuestros ecosistemas están amenazados y por ello debemos estar seguros de que nuestras salidas a la naturaleza no acaben suponiendo un perjuicio para ella. Y, ¿Cómo se respeta la naturaleza cuando vamos de excursión? Hablemos sobre ello:
1. Residuos cero. Mejor negativos!
Muy simple: debemos abandonar el lugar igual que lo encontramos. Dejar cualquier tipo de basura en la naturaleza conlleva graves perjuicios más allá de que nos parezca un acto de mala educación. Los plásticos los metales, las sustancias químicas y jabones no biodegradables, y cualquier otro elemento extraño tardará años en descomponerse, contaminará el subsuelo y el agua y podrá causar daños a la fauna del lugar. Abandonar vidrios en ciertos lugares puede provocar incendios. En general, estaremos estropeando el ecosistema con cualquier desperdicio que dejemos.
La bolsa mágica
💡 Una bolsa de basura es uno de los elementos imprescindibles para cualquier actividad al aire libre y nunca debemos olvidarla. A menudo nos cruzamos con excursionistas que llevan colgada esa bolsa mágica que proteje el medio ambiente de la mochila a la espera de encontrar una papelera o punto de recogida. Pulgares en alto para todos ellos!
Pero podemos ir más allá si además de nuestra basura recogemos desperdicios que veamos abandonados por el lugar Hay mucha gente que por orgullo no está dispuesta a recoger una lata o un trozo de plástico de una playa, un bosque o una montaña. Sencillamente piensan «no les voy a hacer el favor a los guarros de recoger su basura». Sin embrago nosotros preferimos pensar que el favor se lo estamos haciendo al bosque, a esa playa o a esa montaña. Cuanta más gente sensibilicemos con estas acciones, más limpios empezaremos a encontrar nuestros lugares favoritos.
2. Mínima interacción con animales y plantas
Una de mis razones principales para salir a pasar varios días a la naturaleza es fotografiar el entorno y, con suerte, sus animales. Cuando estaba aprendiendo fotografía tuve la suerte de toparme con el maestro de fotógrafos José Benito Ruiz. Él es un fotógrafo conservacionista y en todos sus cursos pone un gran énfasis en cómo comportarse en la naturaleza cuando salimos a fotografiar.
Hay que saber que con simplemente tocar un nido de pájaro puedes estar sentenciando a morir a los polluelos. Que capturar o manipular animales, además de estar prohibido en casi todos sitios, es algo cruel y los pone en peligro. También que para recoger leña, se utilizan árboles muertos y no se cortan las ramas de los vivos. Hay que saber que hay que caminar mirando dónde pisas para no destruir madrigueras, o que llevarse determinados «trofeos» a casa, como las bonitas piedras pulidas de una playa, en realidad la pone en peligro…
En definitiva, nuestro impacto en el ecosistema ha de ser el mínimo posible para no perjudicarlo. Debemos actuar con cuidado y pensando antes de hacer. La naturaleza no es el patio de recreo donde podamos hacer lo que queramos. Por desgracia hoy en día está en peligro y es frágil. Entender ésto nos servirá de ayuda para mentalizarnos y respetarla.
3. Infórmate: Reglas locales de conservación
El respeto a la naturaleza comienza antes de salir por la puerta. Empieza con la preparación del viaje. Informarnos de dónde vamos, qué tipo de vegetación y fauna existe, qué normas de conservación hay en el lugar y qué está y no está permitido, nos ayudará a contribuir al balance ecológico de la zona y ahorrarnos quizás algún disgusto. Si por ejemplo en un bosque no está autorizado salirse de los caminos, probablemente las autoridades del lugar estén tratando de proteger algún tipo de planta o animal. Incluso puede que a ti, si hubiera especies peligrosas en libertad. Informarse hoy en día es cuestión de pasar unos minutos en Internet así que aprovechemos la tecnología.
4. Un poquito más bajo
La contaminación que podemos causar no es sólo física, sino también sonora. Y la contaminación sonora es perjudicial para las especies de un ecosistema, como han podido comprobar diversos estudios científicos. El ser humano puede llegar a doblar el nivel de ruido natural de un área salvaje. Ésto afecta «negativamente a la distribución y el comportamiento de especies clave«, lo cual provoca efectos en cadena sobre el ecosistema. En definitiva: no se trata de ir susurrando por la vida, pero sí de tener un poco de cuidado con este tema y estar concienciado. En algunos lugares y épocas será especialmente importante no hacer mucho ruido, como por ejemplo en bosques en los que haya ciervos en época de apareamiento.
5. Mil ojos al fuego
En el caso de que podamos hacer fuego en el sitio donde estamos, hemos de extremar las precauciones con éste. En nuestra Guía del fuego ya explicamos en detalle las medidas de seguridad a la hora de hacer una hoguera, que se resumen en:
- Elegir un sitio lo suficientemente alejado de arbustos, hojarasca, construcciones, ramas y otros elementos que puedan prenderse.
- Controlar la dirección e intensidad del viento para evitar que brasas que salgan volando puedan incendiar algo o que el humo moleste.
- Antes de encender el fuego, despejar un par de metros alrededor del perímetro de elementos que pudieran arder, como hojas secas.
- Hacer un cortafuegos con tierra o piedras alrededor de nuestra hoguera
- Mantener el tamaño del fuego bajo control: tan pequeño como sea posible para que haga su función.
- Solamente usar leña para avivar la hoguera y no arrojar ningún otro material al fuego.
- No dejar nunca el fuego sin la vigilancia de un adulto.
- Apagar la fogata correctamente: con tierra, agua y asegurándose de que el fuego está extinguido y no hay humo ni brasas incandescentes alrededor antes de marcharse.
Conclusión
Si nos comportamos como un invitado humilde y cuidadoso cuando estemos en la naturaleza, estaremos contribuyendo a conservarla.